miércoles, 19 de noviembre de 2008

Entrevista a dos de los compañeros detenidos en la manifestación. Represión policial contra estudiantes.

Hablamos con dos de los compañeros estudiantes detenidos en la pasada manifestación del día 13 de Noviembre, Manuel T. del colegio el Valle y de 16 años de edad y Ana C. del IES Virgen del Remedio y de 18 años.

-¿Cómo os enterasteis de la manifestación?
Manuel T.: Yo por el foro de estudiante, porque desde la segunda reunión ya estaba allí, después de la concentración.
Ana. C.: Yo por el instituto.



-¿Cómo vivísteis vosotros la parte final de la manifestación y vuestra detención?
A.C.: Supuestamente empezó por nosotros. Había una gente subida a un coche. Yo estaba al lado. Me subí simplemente un momento, hay que reconocerlo, porque la gente estaba aplaudiendo y no me enteraba de nada. Así es que me subí un momento, eso sí, no podía saltar (como dicen algunos medios de comunicación) porque me resbalaba, incluso me estaba aguantando por la gente que tenía al lado. Bajé, miré hacia el coche y ya toda la gente se había bajado y me pregunté por qué. Y entonces el “madero” me tocó en el hombro y me dijo “documentación por favor”. No la llevaba y mi amiga tampoco: “a comisaría”. Nos subieron al coche, la gente empezó a chillar “de aquí ese coche no sale” y empezaron a sentarse, y eso fue “flipante” sinceramente. Y ahí ya empezaron a empujar a la gente, yo vi a gente llorando de tanto codazo que se llevaba, y allí ya empezó la bronca con él (señalando a Manuel T.) que vi como le estaban dando, de hecho, y le metieron en el coche, y entonces los policías (que nos llamaron hasta terroristas) nos llevaron a comisaría.
M.T.: A mí, cuando intentamos ponernos en medio y hacer la sentada para que no pasara el furgón, la policía empezó a empujar y uno de ellos me golpeó en la cara a lo que respondí con un empujón, el respondió con una patada de su bota (militar con puntera de hierro), me cogió del cuello, me sacó del grupo en volandas, me estampó contra un coche de policía y me llevó arrastrándome al furgón y me metió, y me dijo que me acusaba de atentado.



-¿Y luego en la comisaria?
A.C.: Pues a él (refiriéndose a Manuel T.) nada más bajar le cogieron primero y le dijeron “tú te vienes con nosotros”, y a mí me llevaron a parte con mi amiga (la otra compañera detenida) nos llevaron a una sala donde nos dijeron “sentaos”. Después nos llevaron a otro sitio donde no nos dijeron nada, simplemente nos preguntaron los datos y ya está, nos hicieron estar allí sentadas hasta las tres y media (desde la una y media) sin nuestras cosas, pasando frío, con hambre... ellos con su café, marchándose a comer, fumándose su cigarrito (ni siquiera nos dejaron fumar), sin información... y entonces vinieron con nuestras cosas y nos dijeron “largo”.
M.T.: A mí me sacaron, me cogió el policía muy fuerte del brazo, yo le pedí que aflojase y él me apretaba en vez de aflojar y me decía que me callase. Me sentó y me empezó a tomar los datos. Después de esto empezó a amenazarme, me dijo que me iba a dar una ostia como no estuviera tranquilo y en una de esas me puso la mano en el hombro, se la quité yo y me dijo: “como me vuelvas a quitar la mano así te parto la cara en dos”. Me levanté y le dije que, después del juicio (si es que iba a haber) le iba a venir a buscar. Me cogió de la cabeza, me empujó para atrás, me dí contra la pared, me arrastró la cabeza por la pared hasta darme con la puerta y me dijo que me iba a dar su número (de móvil) para quedar sin uniforme porque “cuando vais en piña sois muy chulitos pero solos no hacéis una mierda”.
Luego me llevó a un segundo piso donde estuve dos horas sentado sin nada hasta que vino mi padre. Cuando mi padre llegó no se le veía muy contento (se veía que ya habían hablado con él) y al pasar un rato me leyeron mis derechos, cuando ya me habían hecho toda clase de preguntas, y me preguntaron si quería un médico. Cuando me preguntaron lo del médico directamente me dijeron que no, que no lo necesitaba (aunque yo pensaba que si).
Después de esto me llevaron a un sótano donde estaba el calabozo y en una habitación que estaba al lado me tomaron medida de todo: número de pie, altura, color de los ojos...
Entonces me subieron arriba y estuve hablando con una persona que intentaba sacarme el máximo de información como que si pintaba, si iba con gente latina, que si bebía, que si me drogaba...
Y luego me preguntó que porqué le tenía ese asco a los fascistas y le dije que porque mataban y formaba parte de su política. Y me preguntaron que porqué los rojos no, si los rojos también han matado. Me quedé atónito y le dije que yo era anarquista, que yo no aceptaba el gobierno ni de izquierdas ni de derechas y me dijo que yo lo que quería era “un mundo libre y bonito (una utopía)” y le dije que sí, que yo no necesitaba como él que estuviesen todo el día apuntándome un policía con una pistola para decirme lo que está bien y lo que está mal. Y después de esto estuvo ignorándome todo el rato, diciéndome a todo que sí como si fuera un tonto y entonces lo que hice fue hacer como si me tapara los oídos y no escucharle, pasar de todas las tonterías que me estaba diciendo. Le dije que por favor se fuera porque me estaba tratando como un tonto y para eso se podía ir a otra parte y me dijo, no sé porqué, que yo a él también le estaba tratando como un tonto. Me empezó a contar historias que no habían pasado y se supone que habían sucedido hace dos minutos.
Después de eso me llevaron a declarar y estuvo ahí la “abogada de la manifestación” (una abogada con la que había contactado el Foro de Estudiantes tras las detenciones) y otra letrada. Le pidieron a la abogada (la que había llamado el Foro) que se fuera y se quedó la letrada que paga el estado. Empezaron a hacerme preguntas, empecé a declarar y la abogada empezó a echarme la bronca según iba diciendo las cosas: que no tenía que ir con esa gente, que debería apartarme de cosas así, y me quedé atónito porque yo no pensaba que esa era la persona que me estaba defendiendo.
Y después de eso salí, obligadamente tuve que despedirme sonriendo de los policías, y al salir vi a mis colegas, ya eran las cinco de la tarde, y había estado sin comer todo el día.



-¿Queréis añadir algo?
A.C.: Como dato adicional, el “madero” que me pidió la documentación ya me había registrado de hecho esa misma mañana y no nos había encontrado nada, además de que durante toda la manifestación estuvo cerca nuestra. Y a un amigo mío le dijo provocando: “como te vea tocando el coche te corto las manos”.
M.T.: Yo quiero añadir que estaba en mi derecho, y lo hice, el de pedirle el número de placa, y el policía nunca se quiso identificar, así es que para mí era un total desconocido, aunque yo tuve que darle todos mis datos y no sé si podría haberme negado.
Además dice que le he pagado yo dos patadas. Si quisiera haberle pegado solo podría haberle dado una patada, porque ni siquiera me podría haber dado tiempo a darle una segunda. Y además, que yo no le he pegado, yo voy en contra de toda violencia y yo intento solucionar siempre las cosas pacíficamente.

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